En nuestro país, el acceso al agua se ha convertido en algo habitual; basta con abrir el grifo para obtenerla a voluntad, mientras que en Madagascar el agua limpia es un bien escaso y precioso, que a menudo obliga a la población a dedicar gran parte de su energía a obtenerla de fuentes lejanas. En tres de nuestras escuelas, el agua se agotó incluso en 2021, al agotarse las capas freáticas superficiales tras varios meses de sequía.
A pesar de las lluvias torrenciales que han caído en la Gran Isla en las últimas semanas, los peligros del cambio climático nos llevan a tomar la iniciativa y a planificar una mejor recuperación del agua de lluvia y a reforzar los embalses destinados a recibir el agua de la cuenca. Finalmente se estudiará un sondeo en Imady.
En Imito, Imady y Ambinanindrano, acceso al agua para los alumnos, las comunidades religiosas y educativas y los pacientes de los dispensarios (es decir, más de 2.500 beneficiarios directos), pero también para la población local. Por lo tanto, se establecerá un sistema de gestión de los recursos hídricos para garantizar el acceso sostenible a los recursos hídricos de calidad. Está previsto un presupuesto de 45.000 euros para este programa prioritario, parte del cual ya ha sido cubierto por la Fundación BNP Paribas, que nos apoya desde hace varios años.