Las últimas noticias del Padre Oscar y su equipo, que nos dieron el placer de presentarse en nuestra última asamblea general, van un poco mejor. Este año, una vez más, han tenido que hacer frente a esta pandemia mundial que nos afecta a todos y que está teniendo un número incalculable de consecuencias negativas a nivel social, político y sanitario en Bolivia.

La situación del centro Papa Francesco de Cochabamba
“Nuestra vida cotidiana ha cambiado y hemos tenido que reinventar nuevas formas de vivir para afrontar la realidad”, dice el padre Óscar.
El Comedor cuenta con 45 niños inscritos, lo que corresponde a 25 familias; sin embargo, alrededor de 55 niños se benefician de las comidas distribuidas: son los hermanos que se quedan solos, sin ningún adulto que los cuide, o los que están a cargo de los mayores, ya que los padres se han ido a buscar trabajo.
“Evidentemente, nos es imposible negarles la comida en estas condiciones”, nos dicen los responsables del Comedor. Los niños inscritos pertenecen todos a familias con recursos muy precarios, los padres trabajan ocasionalmente como albañiles, repartidores, vendedores ambulantes o jornaleros agrícolas… La mayoría de estas familias tienen entre 5 y 6 hijos y no pueden llegar a fin de mes, el dinero ganado es insuficiente para alimentar a toda la familia.
El equipo de Comedor organiza una reunión al mes, en la segunda semana, a la que asiste el 90% de las madres. Se comprometen a ayudar en la preparación de las comidas (al menos una madre acude cada día).
Adaptación en medio de una pandemia
Desde el comienzo de la pandemia, se introdujeron estrictas normas de higiene: uso obligatorio de mascarillas, gel desinfectante, batas de seguridad, lavado constante de manos, etc. Durante la segunda y tercera oleada de contaminación, las más duras en Cochabamba, se distribuyeron comidas servidas en tupperware personal (plato, bebida y postre). Los niños, enmascarados, con las manos desinfectadas y respetando las distancias acordadas, acudieron a recoger su caja.
Hoy el Comedor abre sus puertas como siempre, respetando las mismas normas de higiene. Ahora sólo hay cuatro niños por mesa para evitar el contagio. El horario de apertura se ha ampliado. Los niños van a la escuela a media jornada, ya sea por la mañana o por la tarde; los de la tarde llegan al Comedor a las 11.30 horas y almuerzan allí hasta las 12.30 horas; los demás llegan después para evitar el agrupamiento.
Seguimiento de las familias, tras la crisis de COVID-19
El trabajador social, Ross, sigue de cerca a cada una de las familias, visitándolas regularmente dada su situación terriblemente precaria. De hecho, muchos padres perdieron sus empleos tras el estricto confinamiento de 2020 y, por tanto, los medios para mantenerse. Algunos tuvieron que emigrar a Chile con la esperanza de encontrar trabajo en la recolección de frutas y verduras, pero regresaron abatidos sin encontrar el trabajo que esperaban. La pandemia mundial ha paralizado las economías de todos los países. Las familias también se ven profundamente afectadas por la muerte de sus seres queridos, tíos y tías, abuelos, primos o sobrinos…
El equipo de Comedor está intentando enseñar a las familias las medidas de barrera y la higiene, pero a pesar de los enfermos y los muertos, mucha gente sigue sin creer en la pandemia por razones políticas, culturales o religiosas, y sigue viviendo como si nada hubiera pasado. Tampoco quieren ser vacunados. Sólo el 30% de los adultos han recibido las dos dosis de la vacuna, ¡y esto porque se les obligó a hacerlo para no perder su trabajo! La parroquia también está contribuyendo y haciendo todo lo posible para ayudar a estas familias a mantenerse a flote.
El Padre Oscar y todo su equipo reiteran su agradecimiento por la vital ayuda que ustedes, queridos donantes, les están brindando y reiteran lo agradecidos que están con ustedes.